2016: Entre la paz y la barbarie

2016: Entre la paz y la barbarie

Con la misma fuerza que abrazamos la paz nos aferramos a la barbarie. Mientras “el sol de la paz brilla por fin en el cielo de Colombia” en la tierra la atrocidad no da tregua. Yuliana y Dora Martínez, asesinada en Panqueba, son ese presente cruel de una Colombia que debe asumir como reto consolidar una sociedad en el respeto a la vida humana y la convivencia para alcanzar la paz duradera.

Tan esquiva como una ilusión la búsqueda de la paz en Colombia es el hecho del año. Caminamos de la certeza a la incertidumbre, de la esperanza a la desilusión; así como en una montaña rusa hubo días aciagos y otros en los cuales el sol de la paz brilló “por fin en el cielo de Colombia”. No es fácil ni lo será pues superar una historia marcada por la violencia siempre es un desafío a resolver. Asimilar y sobreponerse a la  estela de odios y rencores que deja la atrocidad, característica de nuestras violencias, es un camino por allanar con justicia, reparación y justicia para las víctimas. En este sentido se ha avanzado, quizá no con la celeridad que urge el dolor pero es necesario reconocer el valor y aportes de las víctimas  en este proceso de reconciliación. Son ejemplo para una sociedad que en ocasiones se orienta por la venganza y la revancha. 

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Violencia contra la mujer: Una paz para esta guerra

Jacinto Pineda  25 de Noviembre del 2016  Redactado por: Jacinto Pineda

Violencia contra la mujer: Una paz para esta guerra

Esta sociedad que hoy enarbola la bandera de la paz en medio de tanta barbarie contra la mujer requiere repensarse y enfrentar el desafío del respeto a la mujer. Quizá no dimensionamos el futuro que les depara a mujeres excluidas, violentadas, abusadas e instrumentalizadas. No sopesamos los efectos negativos para una sociedad que debe construirse en el respeto a los derechos humanos como principio de la convivencia. 

No hay tregua, cada día con asombro cómplice despertamos con hechos más atroces donde mujeres son asesinadas, maltratadas y violentadas simplemente por ser mujeres. Habitamos en el ejercicio de la indiferencia por ello en el 2015, en Colombia, del total de mujeres asesinadas y cuyo agresor se registra información el 26.7% de los casos los homicidas fueron sus propias parejas o exparejas; de igual manera en  el 41.67% de los homicidios donde las víctimas son las mujeres la violencia intrafamiliar es la circunstancia y el 32.13 de los casos el homicidio ocurrió en la propia vivienda. Varios de estos crímenes han merecido el repudio nacional y habrán sido titular, sin embargo la voz de indignidad se apaga apenas la amnesia colectiva se apodera de nuestra memoria. Mientras tanto en la sociedad los estereotipos se interiorizan y perpetúan, naturalizando de esta manera la violencia.

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Un acuerdo satanizado

Jacinto Pineda  11 de Octubre del 2016  Redactado por: Jacinto Pineda

Un acuerdo satanizado

Atrincherados en su propia visión cada actor defiende sus posturas sobre el principio de la negación del otro; estigmatizar y denigrar al otro es la estrategia a la cual se acude. Camino a la paz, bajo un nuevo escenario, es necesario debatir el enfoque de género el cual debe profundizarse porque hay una Colombia que le asiste moralmente caminar a la equidad y ello es un imperativo ético y no político, religioso, económico o cultural.

Es complicada la serenidad cuando el curso de los acontecimientos no da tregua a la sensatez. Desde los medios de comunicación y fundamentalmente las redes se disparan ráfagas de odio y todo tipo de mensajes donde la verdad es la gran derrotada. Cada quien atrincherado desde su propia visión defienden sus posiciones con argumentos falaces; estigmatizar y denigrar al otro es la estrategia a la cual se acude, en ocasiones, con mayor éxito. Somos un país donde reside en cada corazón, con igual fuerza el odio y el amor, la paz y la guerra; extremos que conviven en medio de una nación que, bajo una especie de masoquismo, disfruta de la camorra.

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Violencia en Boyacá: con golpes no se gana el amor ni se alcanza la paz

Jacinto Pineda  10 de Agosto del 2016  Redactado por: Jacinto Pineda

Violencia en Boyacá: con golpes no se gana el amor ni se alcanza la paz

En general, las violencias aumentaron durante el año 2015 en Boyacá. La intolerancia lleva a la equivocada idea de que todo se resuelve a golpes; la violencia en el hogar creció, en las calles aumentó, la sexual escaló como nunca y los suicidios se acrecentaron. Sogamoso debe decir basta ya, pues la violencia afecta su futuro como sociedad.

Si la intolerancia va a hacer nuestro destino estamos caminando a la propia destrucción de un Boyacá que en los titulares es amante de la paz pero que en el hogar y en la calle resuelve sus conflictos a través de la violencia.

El alarmante incremento de la violencia sexual

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EL SILENCIO DE LOS FUSILES Y DEBER DE UNA BOYACÁ PRÓSPERA

El silencio de los fusiles y el deber de una Boyacá próspera

Que todo el dolor y las tristezas tras largos años de conflicto desencadenen oportunidades a quienes la violencia condenó a la indignidad, ese es el gran desafío. En Boyacá las cuatro provincias más afectadas por el conflicto armado son precisamente las que soportan con mayor rigor la pobreza. Ante todo atender a la población rural dispersa pues ante la extrema pobreza en la que se debaten son el mayor reto del posconflicto. 

    

Los Funcionarios de la gobernación, por iniciativa del gobernador Carlos Amaya, salieron a la Plaza de Bolívar a celebrar el primer gran paso que es el fin del conflicto, antes de la firma definitiva de los acuerdos de paz. En la dirección que plantea Jacinto Pineda, son estos los funcionarios, con cada alcalde, los que inicien la nueva era de la paz en el territorio boyacense.   

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