sábado, 22 de agosto de 2015

VIOLENCIA EN SOGAMOSO: UN INFIERNO LLAMADO HOGAR


VIOLENCIA EN SOGAMOSO: UN INFIERNO LLAMADO HOGAR


POR: JACINTO PINEDA JIMÉNEZ, DIRECTOR TERRITORIAL (E) ESAP BOYACÁ CASANARE

Hay un problema silencioso que carcome la sociedad sogamoseña y es la violencia intrafamiliar, con un impacto incalculable sobre el desarrollo social y económico pero fundamentalmente que afecta la vida individual y colectiva.

En Sogamoso, periodo 2006-2014, el instituto de medicina legal realizó 6.269 peritaciones por violencia intrafamiliar (VIF). La cifra así expuesta no deja de ser otro número, pero vista en contexto evidencia una sociedad donde la familia, por antonomasia el escenario del amor y el respeto, es un espacio de agresiones y violencia en el cual crecen y germinan los problemas sociales y económicos que aquejan al municipio.

Comparemos para vernos con los demás; dentro de los 32 municipios de Colombia con población entre 100.000 y 200.000 habitantes, Yopal y Sogamoso, en el año 2014, registran las tasas más altas de violencia intrafamiliar por cada cien mil habitantes, con 548,78 y 531,83 respectivamente. Este punto de referencia permite encontrar similitudes demográficas, para ver la magnitud del problema en la ciudad del sol y del acero, máxime si tenemos en cuenta las diferencias de las mismas tasas con las ciudades de igual intervalo, por ejemplo continúan en su orden Facatativá (404,1), Tunja (324,02),  Barrancabermeja (300,42), Duitama (298,46), Chía (287,86), Zipaquirá (282,60), Buga (265,09).  

Colombia durante el 2014 presentó una tasa de 159.33 casos de violencia intrafamiliar por cada cien mil habitantes mientras Sogamoso registró una tasa de  531,4, muy superior al promedio nacional. El departamento de Boyacá alcanzó una tasa de 192,06 de casos por cada cien mil habitantes, superior a la misma del país pero muy inferior a la de Sogamoso. Mirado el comportamiento histórico de las tasas y los números de casos de violencia intrafamiliar es necesario advertir que se ha dado un tendencia a la disminución, pero muy lejos de los promedios nacionales y departamentales.

La violencia intrafamiliar, se define como las agresiones no fatales ocurridas en el marco de la familia, se clasifica en cuatro contextos, a saber,  violencia contra niños, niñas y adolescentes, violencia contra la pareja, violencia contra el adulto mayor y violencia entre otros. El comportamiento disgregado en la ciudad de Sogamoso, año 2014, es el siguiente: de los 605 casos valorados 474, es decir el 78,34% las víctimas fueron mujeres. La tasa nacional fue de 237,76 casos por cada cien mil habitantes mientras en Sogamoso alcanzó 793,40, la cifra evidencia un grave deterioro del respeto a los derechos de la mujer. 

La violencia entre la pareja representa el 63,8% de los casos valorados, siendo la mayor causa de violencia intrafamiliar. La violencia entre otros familiares ocupa el segundo lugar con el 20,16%; esta violencia es ocasionada por algún familiar diferente a la pareja; esta se clasifica en tres categorías según el vínculo, la violencia filioparenteral ejercida por los hijos sobre sus padres; la violencia entre hermanos y la de los familiares fuera del núcleo; es decir, entre primos, tíos, sobrinos, cuñados, etc. La violencia contra niños, niñas y adolescentes presento 87 casos, es decir el 14,38% de los casos registrados.

La violencia intrafamiliar es un fenómeno anidado en el entretejido de factores culturales, económicos, legales y políticos que eternizan la violencia en el hogar. Es necesario explicar y comprender la multiplicidad y multicausalidad de variables donde crece la violencia para definir las acciones e intervenciones públicas. Acciones que deben tener como epicentro la mujer pues a la luz de las estadísticas y de aquellas que no hacen parte de estas cifras, es ella la víctima de esta violencia. Estamos frente a un fenómeno que por sus implicaciones y repercusiones debe llamar a la conciencia ética del Estado y la sociedad. Quizá no dimensionamos el futuro que les depara a mujeres excluidas, violentadas, abusadas e instrumentalizadas. No sopesamos, de igual manera, los efectos negativos de la violencia intrafamiliar para un Sogamoso que debe construirse en el respeto a los derechos humanos como principio de la convivencia.




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